“Hijo de Dios” y “Hijo del Hombre” en el Nuevo Testamento
- Dr. Daniel Clark
- Mar 20, 2018
- 3 min read
Algunos piensan que la expresión “hijo del hombre” refiere a la humanidad de Jesús y “hijo de Dios” a la divinidad de Jesús pero, la realidad es un poco más compleja.
Hijo del Hombre
Jesús prefería hablar de sí mismo con la expresión “hijo del Hombre”, pero, esa expresión es poco usada en el resto del Nuevo Testamento. Tampoco fue una expresión común en el judaísmo de su época. Algunos sugirieren que Jesús usaba esa expresión justamente porque no tenía un contenido pre-establecido.
En el Antiguo Testamento la expresión fue generalmente usado para hablar de los seres humanos de manera genérica, por ejemplo:
“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:4)
Esa voz me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte» (Ezequiel 2:1)
Sin embargo, un uso significativo de la expresión “hijo del hombre” está en Daniel 7:
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. (Daniel 7:13–14)
En ese caso el hijo de hombre es un ser celestial que le representa a Israel y recibe de Dios un reinado eterno.
Jesús usa el termo para referir a su autoridad para actuar en nombre de Dios, por ejemplo, perdonar pecados (Marcos 2:1-12); su sufrimiento y vindicación (Marcos 8:31-33) y su venida en gloria (Marcos 13:26-27). Al describir el sufrimiento del “hijo del hombre” Jesús cita a Isaías 42:1-3. Con eso Jesús asocia el “hijo del Hombre” con la figura del Servo del Señor en la según mitad de Isaías, un personaje que sufre y muere por los pecados de su pueblo y después recibe la vindicación de Dios.
Hijo de Dios.
“Hijo de Dios” es una expresión compleja que tiene significados multíplices. En el Antiguo Testamento es usado para referirse a:
1) El pueblo de Israel:
Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.
23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito. (Éxodo 4:22–23)
2) El rey de Israel como representante del pueblo:
Yo proclamaré el decreto del Señor: «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado. (Salmo 2:7)
3) Seres celestiales
Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. (Job 1:6)[1]
Los especialistas en el Nuevo Testamento debaten hasta ahora si en el judaísmo en la época de Jesús, la expresión “hijo de Dios” fue usada para describir el Mesías. Fuera del judaísmo, en algunas partes del imperio romano, especialmente en el oriente, la expresión es usada para referir a los imperadores humanos.
Por eso, en el Nuevo Testamento podemos ver dimensiones diferentes en el uso de la expresión “hijo de Dios” con relación a Jesús. Indica que Jesús es el rey escogido por Dios y que él es el representante del pueblo de Dios. Pero, especialmente en el evangelio de Juan “hijo de Dios” es usada en un sentido mucho más profundo que en el Antiguo Testamento. Como hijo, Jesús tiene una relación única con el Padre que ningún otro ser humano tiene, y como hijo él preexiste a su encarnación.
[1] Por esa razón la identidad de los hijos de Dios en Génesis 6 es tan debatida. Algunos los identifican con seres celestiales, otros con reyes polígamos y otros con la descendencia de Set.
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